viernes, 12 de junio de 2009

Hoy no tengo muchas ganas de escribir, así que a ver qué chorrada se me ocurre...

Ese día amenazaba tormenta. Ya empezaba a chispear, y yo saqué la mano de la ventana para mojar un poco mi piel. Mamá me regañó, me dijo que las señoritas no hacen eso, y después de obligarme a vestir un ridículo vestido y un corsé que me subía el pecho, ya de por sí demasiado grande, me hizo bajar. Claro que yo cogí una cosa...
-Hija -me decía constantemente- hoy es un gran día, viene un amigo de la familia muy importante, y tenemos que hablar. Además, sería mejor que te llevaras bien con su hijo, ya me entiendes.
En la gran recepción, había un señor de los que dan asco verlos, porque con su sola apariencia ya sabes lo maltratador que puede llegar a ser, y a su lado un chico igualmente asqueroso que dejaba de mirarme el escote.
Cogí lo que había guardado, dentro del canalillo. Los dos hombres no paraban de mirarme con la baba resbalando y mi madre me observaba horrorizada. Cuando saqué la daga, todo cambió, pues todos dejaron de mirarme, para cerrar los ojos para siempre.
Esta es mi historia, ahora estoy en un manicomio, a punto de suicidarme. Yo solo quería defender mis derechos...

Que cosa más rara me ha salido... en fin, esto es para denunciar los pocos derechos que tenían las mujeres en los siglos pretéritos. Aunque claro, tampoco es esto lo que quería expresar, pero bueno... xDDD a ver que os parece.